Cuándo un problema en el trabajo es un conflicto laboral y no un delito de acoso laboral?
Representamos a una empresa que fue denunciada por varios empleados que consideraban que estaban siendo víctimas de acoso laboral. Según ellos:
- Les cambiaban los turnos sin previo aviso.
- Los pagos de horas extras se retrasaron.
- Habían recibido comentarios negativos sobre su desempeño.
La empresa, en su defensa, explicó que las decisiones tomadas respondían a la necesidad de gestionar los recursos de manera eficiente en un momento de alta carga de trabajo. No había intención de perjudicar ni humillar a nadie.
Nuestra estrategia como abogados, fue la siguiente:
- Presentamos pruebas de que los cambios de turnos y los retrasos en los pagos eran ajustes temporales, necesarios para mantener la operatividad de la empresa, y no conductas que atentaran contra la dignidad de los empleados.
- Aportamos registros que mostraban que los problemas no eran constantes ni repetitivos, sino episodios puntuales relacionados con la gestión del equipo.
- Argumentamos que no existía un objetivo deliberado de perjudicar a los empleados. De hecho, los comentarios realizados por los superiores estaban dentro del marco de una evaluación laboral, sin intención de humillar.
- Y, por último, se señaló que los demandantes no habían aportado pruebas que respaldaran la acusación de acoso, como testigos imparciales o comunicaciones que demostraran un patrón intencionado de hostigamiento.
El tribunal falló a favor de la empresa, determinando que no existía acoso laboral. En su lugar, calificó los hechos como un conflicto laboral, una situación que debía resolverse en el ámbito de la jurisdicción laboral, no penal.
Este caso nos recuerda la importancia de gestionar adecuadamente los conflictos en el trabajo y documentar todas las decisiones empresariales.
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