Cuando se habla de cohecho, la mayoría piensa en un soborno clásico: alguien desliza un sobre con dinero bajo la mesa a cambio de un favor ilegal. Pero la ley va mucho más allá. Un funcionario no necesita hacer nada a cambio para cometer este delito. Basta con aceptar un regalo por ocupar su cargo.
La jurisprudencia ha sido clara: aceptar, pedir, ofrecer o prometer una ventaja económica por tener un cargo público ya supone cruzar la línea penal.
Vamos a repasar lo que dice la ley y algunos ejemplos reales para entenderlo mejor.
Tipos de cohecho explicados con claridad
● Cohecho pasivo propio
Se produce cuando el funcionario pide, acepta o promete un soborno a cambio de hacer algo ilegal.
● Cohecho pasivo impropio
Ocurre cuando el funcionario recibe o acepta un regalo simplemente por su cargo, aunque no haga nada a cambio.
● Cohecho activo
Es el delito que comete quien ofrece, entrega o promete dinero o regalos a un funcionario para obtener un trato de favor.
● ¿Y si denuncias a tiempo?
Si la persona que ofreció el regalo lo denuncia antes de que se descubra, puede quedar libre de responsabilidad penal. Eso sí: debe hacerlo antes de que empiece una investigación oficial.
Caso real: el comisario del Porsche
Uno de los ejemplos más llamativos en la jurisprudencia es el de un comisario jefe en el aeropuerto de Madrid-Barajas.
● ¿Qué ocurrió?
Un empresario con negocios en Guinea Ecuatorial le regaló un Porsche, relojes caros y viajes internacionales. Aunque no se probó que el funcionario hiciera favores concretos, el simple hecho de aceptar esos regalos fue suficiente para condenarlo.
● ¿Qué dijo la sentencia?
La Audiencia Nacional dejó claro que no hace falta que el funcionario haga nada a cambio para cometer cohecho. Recibir regalos valiosos por el simple hecho de ocupar un cargo público ya es delito.
¿Por qué este caso marcó un antes y un después?
● Aceptar regalos por ser funcionario ya supone un gran riesgo.
● El delito se consuma aunque no haya un trato directo o favor a cambio.
● La persona que ofrece el regalo también comete delito.
● Denunciar antes de que te descubran puede librarte del castigo.
Reflexión final: la delgada línea entre cortesía y delito
En el cohecho, el primer “sí” puede ser el que te condene. Un pequeño regalo puede convertirse en un caso de corrupción, y la ley no deja lugar a dudas.
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